REDACCIÓN
LA MUERTE
Como se puede apreciar en el título, voy a hablar sobre un miedo que he tenido desde hace cinco años: la muerte. Cuando era muy pequeño no tenía ningún miedo. Ademas, también dicen que cuando eres joven y solo tienes dos años no sueles tener miedos porque aún no sabes nada. Por eso mismo cuando un bebé se queda solo en un balcón se caen y mueren porque no saben lo que les puede ocurrir. En este momento mi mayor miedo es la muerte porque no sé lo que me va a pasar después. No sé si estaré con algunos de mi familia en el cielo, o si no habrá nada y todo se acabará en ese instante.
Por otro lado, esta fobia la tengo desde 2013. Porque en aquel momento es cuando empeze a entender cosas que no sabía. Muchas veces, incluido este año también, he soñado de qué manera moría, dónde, cuándo y qué sería de mí. De vez en cuando suelo pensar si habrá una segunda vida y si será con la misma familia. Pero como no lo sé, no es verdad ni mentira. A veces intento olvidarme de este asunto y lo consigo, pero al cabo de unos meses me vuelve a venir a la cabeza. No sé como quitármelo de encima. Mis padres me ayudan a que intente olvidarlo y me siento mejor. Pero luego también me dicen, aunque supongo que alguna otra persona se lo hayan dicho sus padres, que es bueno tener miedos,porque dicen que gracias a ellos evitamos cometer errores. Por ejemplo lo que he explicado al comienzo de cuando eres un bebé. Cuando eres mayor ya sabes que si te caes de cualquier piso puedes acabar muriéndote, por lo tanto, no te tiras para abajo.
Aparte de todo esto, tampoco me gustaría saber cómo moriría porque estar toda la vida pensando cuándo te vas a morir de esa manera es agonizante. Apostaría mi pescuezo a que a nadie le gustaría saber cómo acabará su vida.
Para terminar con este tema, quiero decir que este miedo no tiene solución. Todos nos vamos a morir, de una manera u otra, pero moriremos. Por lo tanto, lo mejor es intentar no pensar en ello. Es a lo que me voy a dedicar de ahora en adelante.
Como se puede apreciar en el título, voy a hablar sobre un miedo que he tenido desde hace cinco años: la muerte. Cuando era muy pequeño no tenía ningún miedo. Ademas, también dicen que cuando eres joven y solo tienes dos años no sueles tener miedos porque aún no sabes nada. Por eso mismo cuando un bebé se queda solo en un balcón se caen y mueren porque no saben lo que les puede ocurrir. En este momento mi mayor miedo es la muerte porque no sé lo que me va a pasar después. No sé si estaré con algunos de mi familia en el cielo, o si no habrá nada y todo se acabará en ese instante.
Por otro lado, esta fobia la tengo desde 2013. Porque en aquel momento es cuando empeze a entender cosas que no sabía. Muchas veces, incluido este año también, he soñado de qué manera moría, dónde, cuándo y qué sería de mí. De vez en cuando suelo pensar si habrá una segunda vida y si será con la misma familia. Pero como no lo sé, no es verdad ni mentira. A veces intento olvidarme de este asunto y lo consigo, pero al cabo de unos meses me vuelve a venir a la cabeza. No sé como quitármelo de encima. Mis padres me ayudan a que intente olvidarlo y me siento mejor. Pero luego también me dicen, aunque supongo que alguna otra persona se lo hayan dicho sus padres, que es bueno tener miedos,porque dicen que gracias a ellos evitamos cometer errores. Por ejemplo lo que he explicado al comienzo de cuando eres un bebé. Cuando eres mayor ya sabes que si te caes de cualquier piso puedes acabar muriéndote, por lo tanto, no te tiras para abajo.
Aparte de todo esto, tampoco me gustaría saber cómo moriría porque estar toda la vida pensando cuándo te vas a morir de esa manera es agonizante. Apostaría mi pescuezo a que a nadie le gustaría saber cómo acabará su vida.
Para terminar con este tema, quiero decir que este miedo no tiene solución. Todos nos vamos a morir, de una manera u otra, pero moriremos. Por lo tanto, lo mejor es intentar no pensar en ello. Es a lo que me voy a dedicar de ahora en adelante.
MINI MICKAEL YOUNG
Había una vez un adulto de 18 años llamado Mickael Young. Él vivía en Minnesota, Estados Unidos. Siempre le había gustado jugar a baloncesto aunque era bastante bajo. Medía 1’76cm y jugaba en la posición de base en el equipo de su universidad. El equipo se llamaba Black Bees. Sus padres eran muy estrictos con los estudios y siempre les gustaba que Mickael sacara buenas notas.
El 20 de septiembre de 2015 comenzó a recibir clases en la universidad. Todos le llamaban Mini Mickael porque era bastante chiquitín para jugar en un equipo de baloncesto, pero aun así era el mejor de su equipo.
La temporada empezaba el 1 de octubre con la liga regular y después los ocho primeros jugarían los playoffs para saber quién será el ganador. Mickael empezó a entrenar desde octubre del año anterior para recuperarse de la lesión tan grave que había tenido en el comienzo de la pasada temporada.
Las primeras semanas de clase no las estaba llevando correctamente, ya tenía unas cuantas faltas por no hacer algún trabajo. Entonces sus padres en casa, le dijeron a Mini Mickael que si seguía así en las próximas clases no jugaría más a baloncesto.
Mini Mickael les obedeció y en los siguientes exámenes sacó un par de sobresalientes y un notable.
Llegó el día del inicio de la campaña, Mickael estaba ansioso por jugar su primer partido desde la lesión. Quería demostrarle a la gente lo bueno que era. Sus amigos eran parte de la afición del equipo y asistieron al partido.
Mickael comenzó el partido como titular junto a otros cuatro compañeros. El partido empezó de un modo loco porque las posesiones no duraban ni diez segundos. Llegaron al descanso con el marcador 33-29, iban ganando por la mínima. Hasta ese momento Mickael había anotado 12 puntos. Estaba jugando a un buen nivel. Más tarde, cuando faltaban dos segundos para que finalizase el partido el entrenador de los Black Bees, pidió un tiempo muerto. Tenán que anotar un triple para llevarse el encuentro. Uno de sus compañeros sacó de band para Mickael, y él mismo desde ocho metros anotó el tiro de la victoria. Toda la afición coreó el nombre de Mickael Young.
Durante el resto del año Mickael sacó buenas notas en el curso y además, su equipo de universidad se clasificó para la final. Mini Mickaelñ promedió 21,7 puntos en la liga regular. Los Padres de Mickael decidieron comprarle una camiseta de Kobe Bryant por su sacrificio en la universidad.
La final de los playoffs se jugaba en Minnesota en el campo de los Timberwolves. Es un campo enorme con capacidad para sesenta mil personas. Se enfrentaban contra los campeones del anterior año. Por primera vez, los padres de Mickael fueron a ver la final de su hijo. Nada más comenzar Mickael se torció el tobillo de una manera escandalosa. Mickael tuvo que abandonar el encuentro. El fisio le comunicó que tenía un esguince en el tobillo de su pierna derecha. El fisio le recomendó que no continuara jugando, pero Mini Mickael no se rendía y decidió volver al banquillo.
Cuando llegó al banquillo solo faltaban tres minutos y perdían por siete. Entonces, el entrenador decidió cambiarlo por un compañero suyo.
Al entrar a pista, Mini Mickael les dijo:
Me parece bien. Dijo Mickael.
En los minutos que quedaban, en el equipo contrario non sabía qué hacer ante la defensa zonal del equipo local. Esa defensa les sirvió para hacerse con el campeonato.
Al día siguiente, el presidente de la liga americana de baloncesto llamó a Mini Mickael para decirle que estaría en el próximo draft de la NBA. Mickael no se lo creía, era incapaz de mantener las lágrimas dentro de sus ojos.
En el draft, fue escogido en el primer puesto por los Indiana Pacers. De ese día en adelante Mickael cumplió su sueño. Era una super estrella de baloncesto.
Había una vez un adulto de 18 años llamado Mickael Young. Él vivía en Minnesota, Estados Unidos. Siempre le había gustado jugar a baloncesto aunque era bastante bajo. Medía 1’76cm y jugaba en la posición de base en el equipo de su universidad. El equipo se llamaba Black Bees. Sus padres eran muy estrictos con los estudios y siempre les gustaba que Mickael sacara buenas notas.
El 20 de septiembre de 2015 comenzó a recibir clases en la universidad. Todos le llamaban Mini Mickael porque era bastante chiquitín para jugar en un equipo de baloncesto, pero aun así era el mejor de su equipo.
La temporada empezaba el 1 de octubre con la liga regular y después los ocho primeros jugarían los playoffs para saber quién será el ganador. Mickael empezó a entrenar desde octubre del año anterior para recuperarse de la lesión tan grave que había tenido en el comienzo de la pasada temporada.
Las primeras semanas de clase no las estaba llevando correctamente, ya tenía unas cuantas faltas por no hacer algún trabajo. Entonces sus padres en casa, le dijeron a Mini Mickael que si seguía así en las próximas clases no jugaría más a baloncesto.
Mini Mickael les obedeció y en los siguientes exámenes sacó un par de sobresalientes y un notable.
Llegó el día del inicio de la campaña, Mickael estaba ansioso por jugar su primer partido desde la lesión. Quería demostrarle a la gente lo bueno que era. Sus amigos eran parte de la afición del equipo y asistieron al partido.
Mickael comenzó el partido como titular junto a otros cuatro compañeros. El partido empezó de un modo loco porque las posesiones no duraban ni diez segundos. Llegaron al descanso con el marcador 33-29, iban ganando por la mínima. Hasta ese momento Mickael había anotado 12 puntos. Estaba jugando a un buen nivel. Más tarde, cuando faltaban dos segundos para que finalizase el partido el entrenador de los Black Bees, pidió un tiempo muerto. Tenán que anotar un triple para llevarse el encuentro. Uno de sus compañeros sacó de band para Mickael, y él mismo desde ocho metros anotó el tiro de la victoria. Toda la afición coreó el nombre de Mickael Young.
Durante el resto del año Mickael sacó buenas notas en el curso y además, su equipo de universidad se clasificó para la final. Mini Mickaelñ promedió 21,7 puntos en la liga regular. Los Padres de Mickael decidieron comprarle una camiseta de Kobe Bryant por su sacrificio en la universidad.
La final de los playoffs se jugaba en Minnesota en el campo de los Timberwolves. Es un campo enorme con capacidad para sesenta mil personas. Se enfrentaban contra los campeones del anterior año. Por primera vez, los padres de Mickael fueron a ver la final de su hijo. Nada más comenzar Mickael se torció el tobillo de una manera escandalosa. Mickael tuvo que abandonar el encuentro. El fisio le comunicó que tenía un esguince en el tobillo de su pierna derecha. El fisio le recomendó que no continuara jugando, pero Mini Mickael no se rendía y decidió volver al banquillo.
Cuando llegó al banquillo solo faltaban tres minutos y perdían por siete. Entonces, el entrenador decidió cambiarlo por un compañero suyo.
Al entrar a pista, Mini Mickael les dijo:
- ¡ Chicos ! en estos tres minutos que quedar, nos tenemos que dejar la piel. Será imposible remontar esto.
Me parece bien. Dijo Mickael.
En los minutos que quedaban, en el equipo contrario non sabía qué hacer ante la defensa zonal del equipo local. Esa defensa les sirvió para hacerse con el campeonato.
Al día siguiente, el presidente de la liga americana de baloncesto llamó a Mini Mickael para decirle que estaría en el próximo draft de la NBA. Mickael no se lo creía, era incapaz de mantener las lágrimas dentro de sus ojos.
En el draft, fue escogido en el primer puesto por los Indiana Pacers. De ese día en adelante Mickael cumplió su sueño. Era una super estrella de baloncesto.